La Mujer Cáncer

Ah, la mujer Cáncer. Esa criatura regida por la Luna, que parece haber salido de un cuento de hadas... o de una película de terror, dependiendo del día. Al principio, te preguntarás si estás saliendo con una musa celestial o con una acumuladora compulsiva con tendencias dramáticas. Y, spoiler alert: nunca lo sabrás con certeza. Pero, ¿acaso no es eso parte de su encanto? Bueno, eso y su habilidad para hacerte sentir como un héroe y un inútil en cuestión de minutos.

La mujer Cáncer es como una montaña rusa emocional diseñada por un arquitecto con problemas de ira. Un día te ahogará en un mar de lágrimas porque el pan tostado se quemó, y al siguiente te hará reír hasta que te duela el estómago con su humor absurdo. Es como ver una película muda: un momento estás en una comedia de pastelazos y al siguiente en un drama lacrimógeno con música de piano de fondo. ¿Aburrido? Jamás.

Y no olvidemos su relación con el dinero. Ahorrar es su deporte olímpico, y lo practica con la devoción de un monje tibetano. Si alguna vez logras mirar debajo de su colchón (spoiler: no lo harás), probablemente encuentres un calcetín lleno de billetes y monedas que datan de la Segunda Guerra Mundial. Pero no te emociones demasiado: si le regalas algo caro, te dirá que no deberías haberlo hecho. Y lo dice en serio. Así que, si quieres impresionarla, mejor invítala a la playa bajo la luz de la luna. Eso sí, asegúrate de que sea luna llena, porque si es menguante, lo único que conseguirás es una versión tímida y melancólica de ella que probablemente te haga cuestionar tus decisiones de vida.

Hay dos versiones de la mujer Cáncer enamorada. La primera es dulce, tímida y tan delicada que parece que se romperá si la miras mal. La segunda es... bueno, pegajosa. Y no, no en el sentido romántico. Es del tipo que se aferrará a ti como un koala en un árbol, incluso si estás tratando de escapar. Si tienes la mala suerte de cruzarte con esta versión, prepárate para que arruine tus planes románticos con otra chica, porque no soltará tu mano ni aunque pase un huracán. ¿Fascinante? Tal vez. ¿Aterrador? Definitivamente.

Si hay algo que la mujer Cáncer hace mejor que dramatizar, es cocinar. Sus habilidades culinarias son tan impresionantes que podrían hacer llorar de envidia a un chef con tres estrellas Michelin. Pero cuidado: si alguna vez insinúas que su comida no es perfecta, prepárate para una crisis emocional que hará que te arrepientas de haber nacido. Y no te sorprendas si guarda cada receta, cada utensilio y cada trozo de hilo que alguna vez tocó su cocina. Para ella, todo tiene un valor sentimental, incluso ese abrelatas roto que heredó de su tía abuela.

Para la mujer Cáncer sus hijos serán el centro de su universo.

La mujer Cáncer tiene un caparazón emocional tan grueso que ni un taladro industrial podría atravesarlo. Si alguna vez la hieres (y lo harás, porque todo la hiere), se refugiará en su caparazón y te dejará fuera, preguntándote qué demonios hiciste mal. Y no, no te lo dirá. Tendrás que adivinarlo mientras ella escucha música melancólica y organiza sus armarios. Pero no te preocupes, eventualmente saldrá de su caparazón... probablemente para recordarte lo que hiciste mal.

Al final del día, la mujer Cáncer es un enigma envuelto en un caparazón, cubierto de lágrimas y adornado con una sonrisa chiflada. Puede ser la compañera más leal, la madre más devota y la cocinera más talentosa que jamás conocerás. Pero también puede ser una montaña rusa emocional que te hará cuestionar tu cordura. ¿Vale la pena? Obvio. Pero una cosa es segura: nunca te aburrirás. Y, al final, cuando estés sentado junto a ella, preguntándote si es una musa celestial o una loca adorable, probablemente te des cuenta de que la respuesta no importa. Porque, de alguna manera, te ha atrapado. Y no te soltará. Jamás.

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