El Hombre Leo
- Renata Caceres
- 7 abr
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 10 abr
Ah, el hombre Leo. Ese espécimen único que parece haber nacido con un reflector apuntándole directamente al rostro y una banda sonora épica de fondo. Si alguna vez te has preguntado cómo sería convivir con un monarca absoluto, pero sin el castillo ni los sirvientes, felicidades: estás a punto de descubrirlo. Porque el hombre Leo no es solo un signo del zodiaco, es un espectáculo ambulante, un drama en tres actos y, a veces, un tutorial de bricolaje.
El hombre Leo no nació para ruborizarse en secreto ni para derrochar su fragancia en el aire del desierto. No, no, no. Él nació para ser admirado, aplaudido y, si es posible, idolatrado. Si no hay un público disponible, no te preocupes: él lo improvisará. Familiares, amigos, el perro, la vecina que salió a regar las plantas... todos son bienvenidos a su show. Y tú, querida, serás su espectadora principal. ¿No te gusta el papel? Mala suerte, porque en esta obra no hay audiciones: él ya te eligió.
En el amor, el hombre Leo es un caballero de brillante armadura... siempre y cuando tú estés dispuesta a ser su dama de compañía exclusiva. ¿Velas, música suave y cenas románticas? Claro que sí, pero no te emociones demasiado. Todo eso viene con cláusulas: él decide el menú, la música y hasta el color de las velas. Y no, no intentes ser misteriosa o independiente. Si te ve mirando por la ventana mientras cocinas, prepárate para un interrogatorio digno de un thriller psicológico. Porque, obviamente, si no estás pensando en él, debes estar pensando en otro.
¿Es celoso? Oh, sí. Pero no te preocupes, no es el tipo de celos que se resuelven con una conversación madura. Es el tipo de celos que podrían terminar con tus amigos masculinos huyendo despavoridos o, en el peor de los casos, en el hospital. Y si decides "provocarlo" para mantener la chispa viva, prepárate para un incendio forestal. Porque Leo no necesita pruebas de que eres deseable: él ya lo sabe. Lo que necesita es que el resto del mundo lo sepa también, pero desde una distancia prudente.
Ahora, no todo es drama y posesividad. El hombre Leo tiene un talento especial para arreglar cosas. Desde un grifo que gotea hasta un estéreo que dejó de funcionar, él lo solucionará... o lo destruirá con un puntapié digno de un gladiador romano. Pero, oye, al menos lo intentó. Eso sí, manténlo alejado de las subastas y las inversiones arriesgadas. Porque, aunque suene a chiste, es capaz de gastar tus ahorros en un lote de cajas de cartón con el logo de "Veneno para ratas". Y luego, con toda la dignidad del mundo, te dirá que fue una "oportunidad única".
Casarte con un hombre Leo es como ganar la lotería... pero con impuestos altísimos. Tendrás cenas elegantes, flores y una vida social activa, siempre y cuando él tenga tiempo para su siesta real. Pero también tendrás que lidiar con su ego del tamaño de un continente y su necesidad constante de ser el centro de atención. ¿Quieres trabajar? Solo si es estrictamente necesario y, por supuesto, después de haber atendido todas sus necesidades. Porque, para él, tu profesión principal es ser su reina consorte.
A pesar de todo, el hombre Leo tiene un corazón enorme. Es generoso, protector y, sorprendentemente, fiel (siempre y cuando le des la dosis diaria de adoración que necesita). Será un padre cariñoso, aunque un poco mandón, y un compañero que, a su manera, siempre estará ahí para ti. Eso sí, no esperes que sea modesto o discreto. Leo es Leo, y su lema es claro: "Si voy a ser un rey, que sea con estilo".
Convivir con un hombre Leo es como vivir en una telenovela de alto presupuesto: hay drama, romance, risas y, de vez en cuando, un grifo que deja de gotear. Si estás dispuesta a soportar su ego y a reírte de sus extravagancias, tendrás a tu lado a un compañero leal, apasionado y, sobre todo, entretenido. Porque, al final del día, ¿quién necesita tranquilidad cuando puedes tener a un rey en casa?
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